Es muy habitual que un promotor, a la hora de definir su memoria de calidades del edificio, opte por incorporar un equipamiento de domótica básica para sus viviendas.
Siempre es positivo que lo incluya, pero nuestra experiencia nos hace ver que existen otras fórmulas en las que a veces se obtienen mejore índices de satisfacción.
Una de ellas es ofrecer la domótica como una partida opcional para el cliente. Cuando el planteamiento se realiza de esta manera, estamos observando como en este caso muchos clientes no demandan una domótica sencilla, sino una instalación más a medida de sus gustos.
Estas son las razones por las que puede ser positivo ofrecer la domótica como una opción:
La primera, es que la domótica no siempre es bien recibida por el usuario. Aunque cada vez sea un porcentaje pequeño, hay personas a las que no les atrae la tecnología, con lo cual tienen claro que no la van a utilizar. Por lo tanto, se realizaría una inversión en vano.
Por otro lado, está el cliente opuesto, el cual es muy perceptivo y muestra mucho interés. En este caso, hemos notado como con las prestaciones de serie básicas, estos clientes se quedan con la miel en los labios, esperando una instalación más completa.
La inversión por parte del promotor está mejor medida, ya que satisface mejor a cada tipo de cliente, invirtiendo el dinero ahí donde va a ser apreciado por el usuario.
Por último, esta solución permite realizar varios niveles de equipamiento en función de la inversión que desee realizar cada propietario.
Como conclusión, hemos de indicar que cada vez es mayor el índice de personas que deciden incorporar domótica como una opción en la compra de una vivienda. Más o menos, ronda un 25%, lo cual nos da una cifra bastante objetiva de la penetración que tiene la domótica en el usuario medio.
Además, hay que destacar que, una vez el cliente decide incorporar la domótica como un extra, casi siempre elige prestaciones amplias y queda satisfecho porque justo encuentra lo que espera.